Bactericidas
Con frecuencia, se añaden bactericidas al diésel y a otros combustibles a base de hidrocarburos para evitar la proliferación de bacterias que pueden provocar obstrucciones en los filtros de combustible, corroer los depósitos y dañar los componentes del motor.
Los depósitos de combustibles pueden ser el escenario perfecto para el desarrollo de bacterias, sobre todo en condiciones de calor y humedad. Así, microorganismos como bacterias, hongos y levaduras pueden proliferar en los depósitos, alimentándose de los hidrocarburos del combustible y creando una sustancia parecida al lodo que puede obstruir los filtros, corroer las superficies metálicas y reducir la eficacia del sistema de combustión.
Los bactericidas intervienen atacando y destruyendo las paredes celulares o los procesos metabólicos de las bacterias, con lo que impiden que se reproduzcan y causen más daños. Normalmente se añaden en cantidades mínimas, inferiores al 0,1 % del volumen del combustible, y están pensados para ser compatibles con el combustible y otros aditivos.
Conviene tener en cuenta que, si bien los bactericidas pueden prevenir con eficacia la formación de bacterias, no constituyen un sustituto de los procedimientos adecuados de mantenimiento y manipulación del combustible. La comprobación regular del combustible, la limpieza del depósito y el mantenimiento del sistema son necesarios para garantizar la calidad y el rendimiento óptimos del mismo.